Acuéstate, cierra los ojos,

en breves segundos vivirás los sueños de Angus

Los sueños de Angus Scrimm: abril 2008

martes, abril 29, 2008

Huellas oníricas

No soy capaz de recordar cuando perdí la capacidad de andar sin cruzar caminos imaginarios. Ser torpe de nacimiento no debe compararse con la injusta y vil lamentación del que no sabe, ni puede, a pasos cortos mordisquear una falsa vidorria, desconocedora de eso de ser saboreada sin un buen fajo de razones de por medio.

Te quiero porque no soy capaz de no quererte, vida, eres un vacuo impulso de satisfacciones y desdichas, reflejadas en pasquines anónimos en la infamia de los sueños, en las que en vez de verdades vemos mentiras que ocupan lugares preciados en este simulacro que representa la espera de la muerte. Este tránsito convexo es el último vestigio del disimulo, cuando nos escondemos tras nuestra lápida, y tras un deseo escrito que precede a un nombre ya sin significante, junto a una fecha a la que no siguen más calendarios.

A mis pies sin planta ya no les quedan pilas ni flores. Debieron ser remendados hace varios tiempos nunca vividos y ahora ya muchos consideramos que no hay más solución posible que tirarlos a la basura y comprarse otros nuevos, chico, de piel negra y de buena calidad, para que por duraderos la vida se gaste y se aburra de esperar.

Debí operar mis pies deformes en España. Reconozco no saber poner prosa poética a una frase que cojea por sí sola, cuando nota el escaso dominio del correr y del trotar que ahora poseo. La requerida operación, en este instante, no deja de ser un cambio de eje en mi existir que marea más que ordena, que entorpece más que ayuda a que camine con corrección y por la línea recta en esta dichosa simulación que me lleva a la vida.

miércoles, abril 16, 2008

1:45. Viena. 70 pulsaciones por minuto

La última letra de esta frase es, asimismo, la última prueba que tendréis de que estoy vivo, por lo menos hasta que vuelva a escribir, si escribo, en este blog. Mi anonimato y silencio es sinónimo de desconocimiento de vida, o sea, mi misterio es la muerte.

miércoles, abril 09, 2008

Tropiezo en el camino

Antes de ese momento, había aparecido la conversación de la miseria, ¿para qué cogemos un taxi si no tenemos dinero para pagarlo? Como toda vuelta a la inconsciencia de mi adolescencia, celebré que mi novia y María, la chica alemana que nos visitaba desde el viernes, hubieran aceptado el riesgo, al acceder a pagar al taxista una tarifa reducida, puesta e impuesta por nosotros tres esa noche, sin consultarle, con un acto de desdén que otrora sería imperdonable.

Justo antes de pasar, sobre las 3:25, yo rumiaba excusas creíbles que darle al Taxifahrer eslovaco que nos llevaba de madrugada a casa, que si no sabíamos que fuese tan caro, que lo del barril del petróleo está poniéndose por las nubes, que le comprendo, pero no se enfade, hombre, tampoco pierde tanto, le damos 15 euros y usted nos pide 20, sí, sí, ya sé que teníamos que haberle preguntado, pero no se nos ocurrió, eran las 3 de la mañana y sólo queríamos salir de esa zona vienesa alejada de la mano de Dios en la que habíamos despedido a la polaca de las canas prematuras.

El semáforo estaba en verde, mientras, yo no sabía dónde carajo estaba el taxímetro en estos taxis austriacos conducidos por eslovacos. Yo lo buscaba para prever el desfase económico. Pese a que yo estaba en el asiento del copiloto parecía que estaba alejado de cualquier vista. Ya aburrido por la infructuosa pesquisa, decidí mirar al frente y relajarme, escuchaba la conversación animada de las chicas detrás y pensaba en el devenir. Como el semáforo seguía en verde y no había casi nada de tráfico, el eslovaco decidió acelerar un poco, a no más de 45, no era imprudente, el semáforo estaba en verde.

En ese instante le di un consejo a la señora que tenía enfrente de mí, tal que así: “si eres una alcohólica de 40 años, borracha como una cuba, con el pelo corto y despeinado, y vives en la calle o por lo menos parece que vivas en la calle, y vistes ropas esperpénticas de colores que te abrigan, y caminas por NussDorfer Strasse a eso de las 3:26 de la mañana, y cruzas por un paso de peatones poco iluminado en una avenida rápida, y no te das cuenta de que el semáforo está en verde para los coches, no para ti, y no miras a los lados porque crees que el mundo es verde y tuyo, que es una inmensa cogorza de tres pares, y además andas despacio por ese paso de peatones, sin prisa, el mundo a sus pies, señora, y después escuchas un frenazo seco, potente y tardío de un taxi conducido por un eslovaco que transporta morosos en potencia, y no escuchas los gritos secos procedentes del taxi, por favor, señora, en ese justo momento vuele, vuele alto, agite los brazos y confúndase con una golondrina, o con una paloma cagadora pero digna y viva, sana y salva, por favor, escape de su mierda de futuro que yo vi ayer, cuando una mujer de sus características destrozo la luna delantera del taxi en el que iba con mi novia y una amiga, quedando tendida en el suelo en estado semiinconsciente, encogiéndonos el corazón durante muchos minutos y un par de segundos, hasta que usted dio muestras de que todo fue un mal susto con consecuencias vitales.

Y gracias por cierto, al cambiar de taxi en mitad del trayecto nos llegó el dinero y gracias a usted no tuvimos que estafar a un pobre eslovaco.