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en breves segundos vivirás los sueños de Angus

Los sueños de Angus Scrimm: agosto 2008

martes, agosto 26, 2008

Aprendiendo un idioma: "Un cuento en las montañas"

2) Tarea para el día 18. Escribir un cuento de unas dos páginas, con las palabras princesa, jorobado, pizza, montañas, palacio, cocina. Prestar especial atención a las oraciones subordinadas y el uso del verbo sein. Se valorará la coherencia conceptual y una buena expresión escrita.

15 - 6 - 2008

Érase una vez un día triste. La bonita princesa de este cuento se levantaba temprano en su palacio, como todos los días. Al despertar, estaba sola en la inmensa segunda planta, ella sólo necesitaba hacer sonar una campanita de oro y estaría rodeada de muchos criados y, al mismo tiempo, de poca gente que realmente la quisiese por lo que ella era, sino, más bien, por su riqueza y su poder.
Sus padres, los reyes de este cuento, hacía mucho tiempo que no venían a visitarla ni a preguntarle cómo estaba, siempre tenían mucho trabajo que hacer en otros palacios suyos. Ella estaba acostumbrada a vivir sin el amor de sus padres, realmente, nunca notó que su cariño fuera sincero, ellos creían que con darle mucho dinero su corazón ya sería feliz, pero nunca lo había sido.
Nuestra princesa tenía 17 años y no tenía amigos ni pretendientes pese a su belleza. La razón es sencilla de explicar, ella no podía salir de su palacio, este estaba rodeado de grandes montañas que eran las únicas en las que confiaban los reyes de este cuento.
A causa de esta soledad, empezó a leer novelas todos los días, sobre todo de amor, con las que imaginaba otra vida, además de empezar a soñar a su pareja ideal.
Érase una vez la noche de un día triste. Nuestra princesa estaba muy desconsolada, lloraba desde hacía horas porque se había leído la última novela de amor que tenía en el palacio y esta terminaba, otra vez, con un final feliz. Cuando las cocineras la vieron triste en la cocina, decidieron prepararle unas pizzas para intentar animarla con su plato preferido. Como es lógico, ella deseaba alguna experiencia parecida a las que leía y, por primera vez, después de las lágrimas, decidió intentar conseguirla.
Poco después, la princesa habló con su chofer, que era jorobado pero tenía unos ojos verdes preciosos, él era una típica contradicción de la naturaleza. Le pidió que la llevase al pueblo más cercano, ya que quería estar con otros jóvenes. Viendo su negativa, le suplicó de rodillas hasta que le convenció. Ella se puso tan contenta que le beso la joroba y le dio muchos abrazos. Él se sonrojó.
Salieron del palacio rápidamente, cinco minutos después de haber hablado. Nadie les vio salir, ni durante el viaje que duró 45 minutos. Después de acordar que la recogería a las 3:30 de la mañana en frente de la discoteca, el jorobado la dejó en la discoteca más famosa del pueblo, “El compás” se llamaba.
Ella estaba muy nerviosa y entusiasmada. Desde que pagó la entrada hasta que se sentó en la barra no pudo cerrar los ojos, le encantaban las luces, la música, el baile. Se ruborizaba cuando veía a parejas besándose mientras bailaban y, rápidamente, apartaba la mirada por vergüenza.
Muchos chicos querían ligar con ella, pero ninguno se atrevía a hacerlo porque ella era muy guapa y les daba miedo, por tanto, durante una hora y media, ella estuvo sola sin hablar con nadie…, hasta que llegó él.
Era un arquitecto de éxito de 24 años, tenía mucha seguridad en sí mismo y eso se notaba. Cuando caminaba, la gente se apartaba para dejarle pasar y no molestarle. Lo hicieron en el momento en el que él se acercó a nuestra princesa, impresionado por su belleza. Y él le dijo: “Hola, ¿qué tal estás?”
Cuando ella le miró, vio su seguridad en si mismo y su presencia, pero lo que más le impresionó fue su tamaño, era un enano.
Después de cinco minutos hablando, él le preguntó si le apetecía acompañarle a la cueva del amor, “para hablar más tranquilos, sin tanta gente”. Ella era muy ingenua y se fue con él.
Ya en la cueva, el enano le dijo cosas muy bonitas. Ella se sintió muy feliz porque siempre había deseado que alguien se las dijese. Cuando él intentó besarle, ella no quiso porque no sabía hacerlo. El enano se cabreó y se fue corriendo, dejándola sola en la cueva. Ella empezó a llorar.
Mientras lloraba, un perro entró en la cueva y empezó a lamerle las lágrimas. Ella le acarició y le dijo “tú qué sabrás, perro”. El perro la miró y respondió: “parece que sé más que tú, princesa”. La princesa, asustada por haber escuchado un perro hablar, salió corriendo. Cuando bajaba por el camino que le llevaba al pueblo, tropezó y se cayó.
Lloraba de dolor y gritaba “qué mala suerte tengo, primero el enano, después el perro y ahora me caigo”. Mientras lloraba, una ardilla le miraba fijamente desde una rama de un árbol. Ella lo notó y le dijo “y tú qué miras, ardilla tonta, déjame tranquila”. La ardilla se movió por la rama y respondió “eres muy injusta, princesa, sólo miraba”. Asustada otra vez, empezó a correr hacia el pueblo hasta que se encontró con el jorobado.

Continuará o no, eso siempre depende