Acuéstate, cierra los ojos,

en breves segundos vivirás los sueños de Angus

Los sueños de Angus Scrimm: mayo 2007

martes, mayo 15, 2007

Aforo limitado

Estoy cansado de mirar por esa ventana cuando practico una función tan chabacana, y común, como es la de orinar. Pero es que no puedo hacer otra cosa, mirar a las paredes me aburre, y en mi letrina abundan paredes inexpresivas y azulejos filisteos con los que soy incapaz de convivir en paz; mirar al water y comprobar el recorrido angustioso del líquido me parece una pérdida de tiempo, además de un acto humillante para con el pis.
Lo más frustrante de todo es que desde esa ventana, que ya he mencionado, pero que aún no he descrito (además de pequeña es anodinamente rectangular), sólo puedo vislumbrar una pequeña porción de pared blanca, propiedad del edificio contiguo. Aún así, miro a través de ella siempre que puedo, porque, intentando mirar más allá del ruido silbante y estereotipado de un lavabo ocupado por mi presencia, siempre consigo pensar mucho mejor en los rituales que me complacen fuera del baño.
Hace un rato, por ejemplo, en el baño colgado sobre esa ventana, me pregunté el porqué de mi dejadez a la hora de comer las naranjas que me regaló ese hombre hace un tiempo. Os relato: las saco de la bolsa, las cuento, decido que son el número exacto y perfecto para ese instante y después las vuelvo a meter en la bolsa, no sé por qué lo hago. 26.
Muchas veces, por las noches sobre todo, cuando la falta de luz no me permite ver paredes blancas, salgo en pantuflas de mi piso compartido, buscando en un baño público, desesperadamente, compañía para ese momento, deseando encontrar a alguien que me permita mirar de reojo a la fantasía pueril de imaginarme la vida y milagros de un completo desconocido. Es un sustitutivo efectivo.
Presente de indicativo. Como os comenté antes, llego a mi casa a las seis de la mañana después de ir a la discoteca de la esquina, únicamente para mear y para tomarme algo que vaya preparando mi próxima exploración de la ventana; de repente, me acuerdo de que me comí hace 26 minutos, casi sin darme cuenta, un número exacto para un matemático paranoico. Ahora son 25, o eso creo…, las voy a contar otra vez por si acaso…, pero, antes de dedicar dos minutos de mi vida a enumerar naranjas, antes voy a ir al baño, que ya está amaneciendo. Hay épocas en la que las noches sin luz se hacen demasiado largas.

domingo, mayo 06, 2007

Segundo amor

Si sois buenas personas y tenéis un corazón digno me haréis caso, tengo varias peticiones. Las realizo ahora que bajo mis entrañas está surgiendo otro amor complicado y sobre ellas no sé si quiero que continúe evolucionando eso que se llama amor y que duele siempre, os las muestro ahora que me gustaría huir de estas tierras para no pisar más sobre mojado.
Para que esto no me haga más daño:
Os pido que me agarréis de pies y manos con toda la fuerza y el cariño que me podáis regalar, para que no me mueva ni un centímetro más de donde estoy, para que no me enamore más.
Os pido que me atéis al primer árbol de Macondo, que me pongáis una mordaza y que dejéis que los días pasen mientras el musgo coloniza mis piernas.
Os suplico que me distraigáis de esto, que me contéis dichas y desdichas, que me engañéis y que me despistéis durante todo este proceso, hasta que se me olviden sus intensos ojos azules que remueven mi alma.
Os ruego que me metáis en una burbuja, la cerréis con tres candados y me ocultéis bajo tierra durante cien años, tres días y un par de segundos por lo menos.
Os suplico una cura que fumigue y extermine el vuelo incipiente de las mariposas de mi estómago y que podéis las flores en las que descansan por las noches, descanso que les da fuerzas para volar todo el día sin parar.
Os solicito un cursillo de nivel avanzado que me enseñe a olvidar todo lo que pasó en esa isla ecológica esta semana. Quiero olvidar sus besos escondidos en falsas esperanzas; sus caricias desnudas y vestidas; su calor nocturno en esa fría playa, donde el océano, las estrellas y la luna formaron un uno demasiado romántico para nosotros dos; quiero olvidar su cuerpo sin ropa junto al mío, bajo la mirada que cubre un único saco de dormir; quiero olvidar el abrazo del primer sueño durante el amanecer del jueves; quiero olvidar los tres días, las caminatas por la montaña, la naturaleza, las decenas de horas de conversaciones en alemán, castellano y algo de gallego acaparando las madrugadas sin aburrirnos nunca; quiero olvidar las vistas donde siempre aparecía su relieve.
Si no me queréis ayudar a detener el segundo amor en mis entrañas, os respetaría, faltaba más. Pero podéis hacer otra cosa por mí si creéis que mis peticiones van en dirección equivocada. Os cuento, como yo no quiero, realmente, olvidar nada, hay un novio sin nombre interesante en el centro de Europa (en la vieja Europa) que supone una molestia para mis intenciones de dejarme ir en esta locura, si os queréis encargar de que ella se olvide completamente de él yo aplaudiría a cuatro manos y os lo agradecería bajo notario toda mi vida y parte de la muerte.

Adiós, muchas gracias.