Acuéstate, cierra los ojos,

en breves segundos vivirás los sueños de Angus

Los sueños de Angus Scrimm: junio 2009

martes, junio 30, 2009

Música

Suena la música.

Cualquiera que me conociese antes de mi periplo posttinerfeño, siempre y cuando hubiese compartido una mínima intimidad conmigo, conoce mi inmenso amor por la música en todas sus variantes. Durante años iba de acá para allá con una lardosa listilla verde que, a falta de ordenador, me facilitaba el orden y concierto de mis cds. Allí cabía todo, desde el death metal al Folk pasando por la electrónica, el rock o el rap, hasta llegar, incluso, a Camilo Sesto.

La usaba (el pasado suena triste) no sólo como método de abstracción, ni tan siquiera como método de admiración artística, sino, más bien, como método para canalizar la inmensa energía que tengo (¿tenía?) en bailes gimnásticos o en carreras en el puto infierno (o sea, el río Miño de Lugo, de camino hacia la depuradora).

Los últimos dos años sucedió algo extraño, incomprensible quizá, ilógico puede, curioso siempre. Lo que acaeció se puede describir con pocas palablas: la llegada del silencio más absoluto, ¿en el vacío quizá?
Uno empieza decidiendo, tácitamente, eso sí, que tal o cuál costumbre puede prescindir de Muse, los Chemical o Luca Turulli. El día pasa y te descubres pasando el tiempo con el zumbido del disco duro, mientras lees, escuchas, debates, hablas, callas o recibes millones de estímulos, todos silentes en la melodía, vagos en emotividad.
La sorda rutina musical provoca tal estupefacción que casi me cuesta explicarla. Simplemente así pasó. El último año y medio escuché, sin mayor consideración, algunas canciones, que reproducía con asiduidad (incluso con cierta obsesión), como intentando matar el gusanillo apático. (Aquí os lo muestro en un imagen reciente)
Sin duda es una contradicción pusilánime esta vida que tengo, algo absurda y extravagante, no merece ser contada pero para algo la cuento, aunque quizá ni yo conozca mis propias motivaciones. Desde que comencé este post me estoy refiriendo, directa o indirectamente, al subconsciente, todo trata sobre esto en nuestra vida, aunque sea yermo de por sí. Él es nuestro máximo enemigo, el incontrolable, ni de soslayo podríamos evitarlo. Le tengo un miedo atroz porque es lo único que me separa de la libertad absoluta, ya que su audiencia ha acabado con la música, y ni siquiera se ha molestado en decirme por qué ha matado, de un día para otro, parte de mi vida sensible.

Sin duda, este es el texto que más me angustia de cuántos haya escrito, porque reconozco en él la división más absoluta entre el ser humano y la responsabilidad de sus actos. No somos más que un mero adminículo ejecutor del subconsciente y la realidad que le rodea. Somos nada, pues sí, señoría, yo no quería.

Suena la música.

lunes, junio 01, 2009

Sufrimiento y nadería

Y dícese que la radio suena y que el cielo descansa...
Y dícese que mi boda se retrasa y que la nube puntúa, como siempre, las íes...
Y dícese que te leo y que te deseo en tu rutina...
Y dícese que se dice que te dije que le digo.
Y yo sigo aquí, perdí a prácticamente todos mis lectores y, si os soy sincero, ellos también me han perdido a mí.
Y hoy bailé, reí y disfruté, pero ni se dice hoy ni mañana, ya que os lo cuento hoy aquí, que es lo mismo que decir nada.