Cecil B. Demille
Si le parece correcto, le agradecería que me dejase tranquilo, aunque sólo fuese un momento chiquito, ya que necesito pensar en la corrección de las palabras que voy a escribir aquí, esas que voy a escribir a continuación, esas que voy a escribir ahora mismo.
Te odio con toda mi alma, dichosa máquina de entretenimiento que crea sueños discontinuos. Te odio con todo mi ser, repugnante maravilla artística que tanto talento reúne en su interior. Te odio de la cabeza a los pies, sumiso instrumento bobalicón que me hace feliz. Te odio de principio a fin, cuando desayunas con diamantes o con la Audrey o cuando te vas en busca del arca perdida.
Sobre vosotros, hermanos Lumière, recae toda mi ira por poner la primera y última pieza al descalabro de mi vida sensible.
Te odio en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe sólo sabré odiarte, jodido cine.
Te odio Amélie(por ti empezó el descalabro); te odio Mi vida sin mí (por ti continuó); te odio, Babel (por ti acabó); te odio tanto, jodido Bergman; te odio, Mizoguchi; te odio, Kubrick; te odio, Brian de Palma; te odio, Scorsese (sobre todo a ti, Aviador); te odio, Isabel Coixet; te odio, cine español; te odio, cine de autor; te odio, cine independiente; te odio, Tarantino (sobro todo a ti, Kill Bill); te odio, Hollywood; te odio tanto, jodido cine.
¡Acumulo tanto odio sobre todos los que formáis parte de esto!, que no sé si sabré expresarme con claridad, lo intentaré aún así. Os odio a todos vosotros, actores, que vivís representando la farsa periódica de vuestra vida. Os odio a todos vosotros, directores, que dirigís vuestra vida hacia el precipicio de la frustración. Os odio a todos vosotros, productores, que estáis perdidos y obsesionados en sacar donde no hay, para después vender un buen becerro de oro. Os odio a todos vosotros, guionistas de medio pelo, frustrados de la vida, inventores de finales felices con partitura desafinada.
Os odio porque, enredado entre vuestras propuestas conceptuales, me habéis permitido caer otra vez, ¡cuando aún no me había levantado del último tropezón!. Habéis provocado que la pierda aún más.
Te odio con toda mi alma, dichosa máquina de entretenimiento que crea sueños discontinuos. Te odio con todo mi ser, repugnante maravilla artística que tanto talento reúne en su interior. Te odio de la cabeza a los pies, sumiso instrumento bobalicón que me hace feliz. Te odio de principio a fin, cuando desayunas con diamantes o con la Audrey o cuando te vas en busca del arca perdida.
Sobre vosotros, hermanos Lumière, recae toda mi ira por poner la primera y última pieza al descalabro de mi vida sensible.
Te odio en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe sólo sabré odiarte, jodido cine.
Te odio Amélie(por ti empezó el descalabro); te odio Mi vida sin mí (por ti continuó); te odio, Babel (por ti acabó); te odio tanto, jodido Bergman; te odio, Mizoguchi; te odio, Kubrick; te odio, Brian de Palma; te odio, Scorsese (sobre todo a ti, Aviador); te odio, Isabel Coixet; te odio, cine español; te odio, cine de autor; te odio, cine independiente; te odio, Tarantino (sobro todo a ti, Kill Bill); te odio, Hollywood; te odio tanto, jodido cine.
¡Acumulo tanto odio sobre todos los que formáis parte de esto!, que no sé si sabré expresarme con claridad, lo intentaré aún así. Os odio a todos vosotros, actores, que vivís representando la farsa periódica de vuestra vida. Os odio a todos vosotros, directores, que dirigís vuestra vida hacia el precipicio de la frustración. Os odio a todos vosotros, productores, que estáis perdidos y obsesionados en sacar donde no hay, para después vender un buen becerro de oro. Os odio a todos vosotros, guionistas de medio pelo, frustrados de la vida, inventores de finales felices con partitura desafinada.
Os odio porque, enredado entre vuestras propuestas conceptuales, me habéis permitido caer otra vez, ¡cuando aún no me había levantado del último tropezón!. Habéis provocado que la pierda aún más.
-"Os amé demasiado"- pienso, lo creo , teniendo en cuenta esto ,que me está sucediendo ahora mismo. Si realmente me correspondíais y realmente me deseabais lo mejor en mi vida real, fuera de vuestro pringoso y atrayente celuloide, ¿por qué no me avisasteis de lo que suponía esta crítica de Babel?, ¿ por qué os quedasteis callados ahí? Dejándome en este columpio, como un niño pequeño que espera a que su madre llegue con todas las respuestas, acumulando un poco más de cansancio. Mientras mi madre llega sigo con este agotamiento a cuestas, este agotamiento que vivo desde hace cinco meses, que no para de repetirse, que no para de buscar culpables a los que sea sencillo odiar.
Post Scriptum: Y también os odio a vosotros, epígrafes condenados. juzgados en un contínuo avance de la realidad hablada. que se aproxima, que se aproxima callada.
...por ti empezó el descalabro... Te echaba de menos, Angus...y me sumo a tu lista de odios deseando (y sabes que no te quiero mal) que el sueño continue, aunque sea a trompicones...
Un fuerte abrazo
Pero ninguno de ellos tiene la culpa, ninguno de todos esos genios, ninguno de tantos a los que en el fondo tanto amas.
Ninguno, porque como en todo, aquí no hay culpables.
(K)
Me parece q finalmente tendré q er Babel.... causa destrozos...
Ahhhhh el amorrrrrrrr el amorrrrrrrrrrr
a veces llega a ser tan tiernamente violento
Don erre que erre.
yo aún ando recuperándome de "la vida secreta de las palabras" ay... :*
Un abrazo
yo, desde bambi, no volví a ser el mismo...
maldito, maldito y mil veces sea maldito tarantino!!!