“Acabando por ahí”
- Antes de ir allí, nunca me habría esperado ese diagnóstico; podría haberme imaginado varios, más o menos, esperanzadores. Incluso, por mi mente circulaba alguna posibilidad que me habría podido inquietar si se hubiese dado, ¡pero ese ni en la mayor de mis fantasías!
El médico especialista (me abstengo de nombrar su especialidad porque, básicamente, no la recuerdo) no tuvo el tacto necesario cuando me pidió que me sentase para decirme eso.
El doctor Fernández, con su barba de chivo, su mirada vehemente y su bata blanca sustentada humildemente en un par de manchas de café, me demostró una sumisa frialdad cuando, mirándome a los ojos, me dijo: “Señora, su oído se está muriendo”. Al escuchar esa frase, acaricié a mi oído derecho emocionada y entristecida, porque sabía, aún en mi juventud, que un oído nunca es lo suficientemente mayor para dejar con la conciencia tranquila este mundo de sonidos bellos.
Despedirse, sabiendo que nunca vas a volver a pronunciar un “hola” rutinario, es duro y, en mi opinión, hay que iniciar un proceso de costumbre lento y pesado, que no mucha gente está dispuesta a asumir.
Mejor con música, sí.
WOW, me encantó, cuánta genialidad en tus palabras.
Me alegra volver :)
Te espero por mi nueva guarida.
Un abrazo!
Curioso post, asombrado me he quedado... :)
Un saludo
Doctor, Crítico de Blogs
no lo entiendo
los médicos andan tan acostumbrados al dolor ajeno que se han vuelto un poco menos que humanos..
Sabemos que el adiós siempre llega, pero no queremos esperarlo. Ni necesitamos profesionales del recuerdo que, desde el umbral, nos lo anuncien...
Qué bueno.
Un abrazo apenas susurrado
Al menos no oirá las gilipolleces de los médicos.
Te cansaste de comentarlos todos. Que lástima.
me fascinan tus juegos de palabras
tus <(in) conexiones racionales.
tus sueños desbocados,
tus diagósticos improbables,
tus sueños caducos,
tus noches en vela,
tus días sin calendario.
un placer volver a verte...
besos y mas besos.
O la Novena.
Licenciado, Crítico de Críticas