Respirando debajo del agua

En tu mirada triste ese ocultan todas las lágrimas del mundo. Las veo escondidas y muy asustadas. De vez en cuando, sacan la cabeza tímidamente, están entre el desasosiego por una vida demasiado dura y la pena por saber, a ciencia cierta, que existe algo llamado felicidad, algo a lo que no sabes dar forma, algo que realmente no conoces.
En tus ojos grandes te veo a ti, sacudida por ellos sin apenas despeinarte. Pero te veo cansada, con el pijama ya puesto, con unos ojitos llenos de sueño, con muchas ganas de irse a la cama ya, dejando a las preocupaciones en el salón, sin ni siquiera mirarles, en un desaire continuo.
Cuando lloras, en tus ojitos tristes, navego contigo. Estoy siempre preocupado ante la pérdida de fiabilidad de este barco, el nuestro; demasiadas olas y tormentas le han golpeado últimamente, ¿te das cuenta de que somos dos náufragos en busca de agua dulce? Queremos dejar atrás a la sal, muy lejos, en donde nuestra mirada no tope con ella nunca, en ninguna circunstancia, bajo ningún concepto. Hay algo realmente extraño en la sal, la podemos encontrar en nuestras lágrimas y en los inmensos océanos por los que navegamos, guiados por la corriente, en contra de nuestra voluntad, solos, rodeados por mucha agua, por demasiada sal.

PS: Se lo dedico a ella.